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EL CLIMA OCEÁNICO EN ESPAÑA
El clima oceánico u atlántico en España es una característica distintiva que afecta a gran parte de la costa norte del país. Gracias a la influencia del océano Atlántico y del mar Cantábrico, se crea un clima moderado y húmedo en estas zonas. Comprende el norte de la Península Ibérica, desde Galicia hasta Navarra y Prepirineo aragonés.
El clima oceánico tiene temperaturas moderadas durante todo el año, con una media anual entre 13º y 14º, caracterizándose por inviernos suaves y veranos frescos, con una oscilación o amplitud térmica anual relativamente baja, alrededor de 10º, por la influencia del mar.
El clima oceánico se distingue por una alta humedad relativa y precipitaciones abundantes y regulares a lo largo del año casi siempre por encima de los 1.000 mm, con máximos en invierno. Las lluvias son frecuentes y bien distribuidas en estas zonas, contribuyendo a la vegetación exuberante y a la presencia de bosques verdes. La influencia oceánica también genera una mayor nubosidad con una insolación de apenas 1.900 horas anuales.
Se pueden distinguir dos tipos: el clima oceánico puro o costero, con frescos veranos e inviernos moderados, localizado en el litoral de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco; y el clima oceánico de transición o de interior, con inviernos fríos, veranos calurosos, mayor amplitud térmica y menores precipitaciones, localizado en el interior de Lugo y Ourense, País Vasco, Navarra, sur de la Cordillera Cantábrica y Prepirineo aragonés
Los vientos juegan un papel importante en el clima oceánico. En las costas atlánticas y cantábricas, los vientos predominantes soplan desde el oeste y el noroeste. Estos vientos, conocidos como "vientos del Atlántico", pueden ser fuertes en ocasiones, especialmente durante el invierno. La presencia de montañas y relieves costeros también puede intensificar los efectos del viento.
El clima oceánico en España tiene un impacto significativo en la vida de las personas y en la agricultura. La combinación de temperaturas moderadas y precipitaciones regulares crea condiciones favorables para el cultivo de ciertos alimentos, como las manzanas, las patatas y los productos lácteos. Además, la costa española se beneficia de una rica biodiversidad marina, lo que contribuye a la pesca y al turismo costero.