DEMOLER BARRERAS PARA RECUPERAR LOS RÍOS ESPAÑOLES
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EL MIÑO
Con una longitud de aproximadamente 315 kilómetros, el Miño es el río gallego por excelencia y se convierte en un símbolo de belleza natural y un vínculo entre España y Portugal.
Nace en el pedregal de Irimia de la sierra de Meira, a unos 695 metros de altitud, al noroeste de la provincia de Lugo. En esta tierra montañosa, el Miño surge como un modesto arroyo, alimentado por las lluvias y los deshielos que descienden de las alturas. A medida que fluye por los valles y las laderas, el río se fortalece y se ensancha, convirtiéndose en un caudaloso curso de agua. Discurre de norte a sur hasta Orense, donde tras confluir con su principal afluente, el Sil, toma dirección suroeste hasta desembocar en Tuy.
A lo largo de su recorrido forma numerosos meandros con una topografía diversa y cambiante. Estos meandros han dado lugar a la formación de islas fluviales y humedales, que albergan gran cantidad de flora y fauna.
A medida que el Miño avanza, atraviesa los impresionantes cañones de O Courel, creando una estampa natural de belleza indomable. Las paredes rocosas se alzan a su alrededor, testigos mudos del paso del tiempo y la fuerza del río. Es en este tramo donde el Miño adquiere su personalidad salvaje y enérgica, formando rápidos y cascadas que dan vida a un espectáculo natural impresionante.
Conforme el Miño se adentra en la llanura, atraviesa extensas áreas de cultivo y valles fértiles. Los campos agrícolas y los viñedos aprovechan la generosidad del río para nutrir sus cultivos. El Miño se convierte en un compañero constante de los agricultores y viticultores, llevando vida y prosperidad a la tierra que riega.
A medida que el río Miño se aproxima a su desembocadura en el océano Atlántico, se convierte en una frontera natural entre España y Portugal. Aquí, el paisaje se transforma en un amplio estuario, donde el río se abre paso entre colinas y valles cubiertos de vegetación exuberante. Los meandros del Miño dibujan un paisaje de gran belleza, lleno de islas y playas fluviales, que atraen a visitantes y amantes de la naturaleza. Es navegable en sus últimos 33 kilómetros hasta Tuy.
El río Miño abraza el mar Atlántico formando una desembocadura amplia y cautivadora. Sus aguas dulces se encuentran con las saladas del océano, creando un delicado equilibrio de ecosistemas y proporcionando un refugio para una rica diversidad de flora y fauna.
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EL TAJO
El río Tajo, el más largo de la península ibérica, con una longitud aproximada de 1.008 kilómetros, tiene una gran relevancia desde el punto de vista geográfico. Nace en la Sierra de Albarracín, en la provincia de Teruel, en el centro de España y discurre entre el Sistema Central y los Montes de Toledo, pasando por Aranjuez, Toledo o Talavera de la Reina. Desde allí, atravesando el país en dirección oeste hasta desembocar en el océano Atlántico, cerca de Lisboa, formando un estuario.
Con una longitud de aproximadamente 1.008 kilómetros, el Tajo es el río más largo de la Península Ibérica. Su cuenca hidrográfica es una extensa área de alrededor de 80.000 kilómetros cuadrados, siendo una importante fuente de agua para múltiples usos, como el abastecimiento humano, la agricultura y la generación de energía hidroeléctrica. Su curso está muy alterado por las intervenciones humanas: desde los embalses hasta el trasvase Tajo-Segura.
El río Tajo atraviesa diversos paisajes y regiones geográficas a lo largo de su recorrido. En su origen, en la Sierra de Albarracín, se encuentra en una zona montañosa, rodeada de bosques y paisajes pintorescos. A medida que avanza hacia el oeste, pasa por la Meseta Central española, una extensa llanura caracterizada por su altitud elevada y sus amplias vistas panorámicas.
A su paso por la ciudad de Toledo, el Tajo forma un impresionante cañón, conocido como el Tajo de Toledo, que ha desempeñado un papel histórico y defensivo importante a lo largo de los siglos. Esta ciudad, situada en la cima de una colina y rodeada por el río, que hace un meandro, ofrece una imagen icónica de la geografía del Tajo.
Tiene una cuenca hidrográfica muy extensa que abarca aproximadamente 80.000 kilómetros cuadrados. Esta cuenca incluye numerosos afluentes. Uno de los afluentes más destacados del río Tajo es el río Jarama. Este río nace en la Sierra de Ayllón, en la Comunidad de Madrid, y fluye hacia el suroeste hasta unirse con el Tajo cerca de la localidad de Aranjuez. El río Jarama registra una zona de transición entre la Meseta Central y la Depresión del Tajo, y su cuenca hidrográfica abarca áreas de gran importancia agrícola.
Otro afluente relevante es el río Alberche, que también tiene su origen en la Sierra de Ayllón y atraviesa la provincia de Ávila antes de unirse al Tajo en la localidad de Talavera de la Reina. El río Alberche discurre por un paisaje montañoso y boscoso, requiere agua a la Reserva Natural del Valle de Iruelas y a numerosos cultivos agrícolas.
El río Tiétar es otro afluente significativo del Tajo. Nace en la Sierra de Gredos, en la provincia de Ávila, y fluye hacia el oeste a través de Extremadura hasta su encuentro con el Tajo cerca de la ciudad de Alcántara. El río Tiétar atraviesa un paisaje montañoso y forma hermosos meandros a lo largo de su curso, creando un entorno natural de gran valor ecológico.
El río Tajo ha sido históricamente muy importante para las comunidades que lo rodean. Ha sido utilizado para la navegacion y el transporte de mercancias desde tiempos antiguos. Además, sus aguas han sido utilizadas para regar los campos y abastecer a las ciudades a lo largo de su curso. En la actualidad, también es una fuente importante de energía hidroeléctrica gracias a la presencia de varias presas a lo largo del río.
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DUERO
El río Duero, caudaloso y emblemático, fluye a través de la geografía de Castilla y León, dejando a su paso una estela de grandeza y belleza. Con una longitud de aproximadamente 897 kilómetros, pasa por Soria, Aranda de Duero, Toro o Zamora, siendo uno de los más importantes de la península y un testigo silencioso de la historia y la naturaleza que lo rodea.
Nace en Los Picos de Urbión, en la provincia de Soria, en un lugar de majestuosas montañas y bosques frondosos. En esta tierra montañosa y misteriosa, el Duero surge como un manantial modesto, alimentado por la fusión de las nieves y las lluvias que caen sobre las cumbres. Conforme avanza, el río se convierte en una fuerza imparable que desciende por los valles y las gargantas, tallando su camino a través de la roca y creando un paisaje impresionante.
A medida que el Duero se adentra en la meseta central de España, atravesando extensas llanuras y valles. Las tierras de Castilla y León, conocidas por su vastedad y su belleza austera, son testigo de su paso. El río fluye a lo largo de una región vinícola de renombre, donde se cultivan las uvas que dan origen a los famosos vinos de la Ribera del Duero. Los campos de cereal, olivares y viñedos salpican la tierra, aprovechando la generosidad del río para nutrir sus frutos.
Conforme el Duero avanza hacia el oeste, atravesando ciudades históricas y pueblos pintorescos que se asoman a sus orillas. Valladolid, Zamora y Salamanca, entre otros, son testigos privilegiados de la grandeza del río. Sus puentes antiguos y arquitectura histórica se alzan como testimonio del paso del tiempo y la importancia del Duero en la vida de sus habitantes.
Su cuenca es la más grande de España, por lo que tiene una gran cantidad de afluentes, entre los que destacan:
Río Esla, que se une al Duero cerca de la ciudad de Zamora. El Esla, conocido por su caudal y su importancia histórica, a través de las provincias de León y Zamora, y es alimentado por arroyos y otros ríos más pequeños a lo largo de su curso.
Continuando hacia el oeste, el río Pisuerga se encuentra con el Duero cerca de la ciudad de Valladolid. El Pisuerga, que nace en la cordillera Cantábrica, es otro afluente relevante que recoge las aguas de diversos arroyos y ríos de las provincias de Palencia y Valladolid.
A medida que el río avanza hacia el oeste, recibe el caudal de otros afluentes notables, como el río Tormes y el río Águeda. El río Tormes, que tiene su origen en la Sierra de Gredos, desemboca en el Duero cerca de la ciudad de Salamanca. El río Águeda, por su parte, se une al Duero en la frontera entre España y Portugal, después de recorrer parte de la provincia de Salamanca.
Su curso es tranquilo excepto en los Arribes, donde se encaja en las rocas metamórficas formando el mayor desfiladero de toda la Península Ibérica. En su última etapa, crea una frontera natural entre España y Portugal, donde el paisaje se transforma en terrazas de viñedos en pendiente, que producen los renombrados vinos de Oporto. El Duero se desliza majestuosamente por el valle, ofreciendo un espectáculo visual de colinas cubiertas de verde y dorado, salpicadas de quintas y bodegas que cuentan la historia de esta tierra vitivinícola.
Finalmente, el río Duero desemboca en el océano Atlántico, cerca de la ciudad de Oporto, formando un amplio estuario. Sus aguas se mezclan con las del mar, creando un paisaje de gran belleza y una zona de gran riqueza ecológica.
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EL GUADIANA
El río Guadiana es el río menos caudaloso de los grandes ríos españoles, pero desempeña un papel vital en la geografía de la regiones manchegas, extremeñas y andaluzas.. Nace en la Sierra de Alcaraz, debajo de las lagunas de Ruidera, en la provincia de Albacete, y fluye hacia el suroeste a lo largo de aproximadamente 744 kilómetros antes de desembocar en el océano Atlántico, formando la frontera natural entre España y Portugal en su tramo final.
El río Guadiana atraviesa una geografía diversa y espectacular a medida que se desplaza desde su nacimiento en las montañas hasta su desembocadura en el océano Atlántico. A lo largo de su recorrido, pasa por extensas llanuras, gargantas rocosas y valles pintorescos, ofreciendo una gran variedad de paisajes y ecosistemas. Un tramo discurre por debajo de tierra, son los conocidos "Ojos del Guadiana". En su cuenca se han construido grandes embalses para la irrigación agrícola, entre los que destaca el de la Serena, el más grande de España.
A lo largo de su recorrido, el río Guadiana recibe el aporte de varios afluentes que contribuyen a su caudal y enriquecen su ecosistema. Algunos de los afluentes más destacados son:
El río Záncara: Nace en la Sierra de Cuenca y desemboca en el Guadiana cerca de la ciudad de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real, España. El río Záncara aporta importantes volúmenes de agua al Guadiana, especialmente durante las épocas de lluvias.
El río Gigüela: Se origina en la Sierra de Alcaraz y desemboca en el Guadiana en las inmediaciones de la localidad de Villarrubia de los Ojos, en Ciudad Real, España. El río Gigüela es conocido por su importancia en la conservación de humedales y por ser una zona de cría para diversas especies de aves acuáticas.
El río Matachel: Nace en las sierras de Tentudía y forma parte de la cuenca hidrográfica del Guadiana. Recorre la provincia de Badajoz y desemboca en el Guadiana cerca de la localidad de Mérida. El río Matachel es un afluente significativo que aporta agua al Guadiana en su tramo medio.
El río Ardila: Surge en la provincia de Badajoz, España, y constituye un afluente importante del Guadiana en su tramo final, cerca de la ciudad de Badajoz. El río Ardila marca parte de la frontera entre España y Portugal y su cauce atraviesa paisajes naturales de gran belleza.
A medida que el río Guadiana se acerca a su desembocadura, atraviesa una amplia llanura conocida como la llanura del Guadiana, que se extiende tanto en España como en Portugal. Esta área es de gran importancia agrícola y cuenta con una serie de canales y acequias que se utilizan para observar los campos y cultivos cercanos al río. La fertilidad de esta llanura y la disponibilidad de agua procedente del Guadiana han sido clave en el desarrollo de la agricultura en la región a lo largo de la historia.
El río Guadiana finalmente desemboca en el océano Atlántico, formando un estuario amplio y marismas cerca de la ciudad portuguesa de Vila Real de Santo António y la ciudad española de Ayamonte. Este estuario es una importante zona húmeda que alberga una rica biodiversidad, incluidas aves migratorias, peces y otras especies acuáticas. Además, el estuario del Guadiana es un lugar de interés turístico y ofrece actividades como la observación de aves, paseos en barco y pesca deportiva.